“La revolución tal como la entendemos deberá desde el primer día destruir radical y completamente el Estado y todas las instituciones estatales. Las consecuencias naturales y necesarias de esta destrucción serán : a) la bancarrota del Estado; b) el cese de pago de las deudas privadas por la intervención del Estado, dejando a cada deudor el derecho de pagar las suyas si así lo desea; c) el cese de pago de cualquier impuesto y deducción automática de todas las contribuciones, sean directas o indirectas; d) la disolución del ejército, de la magistratura, de la burocracia, de la policía y de los sacerdotes; e) la abolición de la justicia oficial, la suspensión de todo lo que jurídicamente se llamaba el derecho [...] Por consiguiente abolición y auto de fe de todos los títulos de propiedad, actos de herencia, de venta, de donación, de todos los procesos, de todo el papeleo jurídico y civil en una palabra. Por doquier y para todo el hecho revolucionario, en lugar del derecho creado y garantizado por el Estado; f) la confiscación de los capitales productivos e instrumentos de trabajo beneficio de las asociaciones de trabajadores, que tendrán que hacerlas producir colectivamente; g) la confiscación de todas las propiedades de la Iglesia y del Estado, de los metales preciosos de los individuos en beneficio de la Alianza federativa de todas las asociaciones obreras – Alianza que constituirá la Comuna. Como respuesta a los bienes requisados la Comuna dará lo estrictamente necesario a todos los individuos así despojados, quienes podrán más tarde con su propio trabajo ganar más si lo pueden y lo desean. [...] Para hacer una revolución radical, es preciso pues atacarse a las posiciones y a las cosas, destruir la propiedad y el Estado, y entonces no se necesitará destruir a los hombres, y condenarse a la reacción infalible e inevitable que nunca dejó y no dejará jamás de producir en cada sociedad la masacre de los hombres.” (Statuts secrets de l’Alliance: Programme et objet de l’organisation révolutionnaire des Frères internationaux 1868)
“Cuando en la sociedad existe bastante motivo para la revolución, ninguna fuerza humana puede impedir que brote esta revolución. Si el gobierno y las clases privilegiadas se esfuerzan en obstaculizarla, estas tentativas le dan fuerza a la revolución, estas reacciones, quizás exitosas por el pasado, sólo permiten la formación de las ideas revolucionarias, sólo enseñan realmente la vía de la revolución, que alimentan de por sí los instintos revolucionarios, que, tal vez, se había buscado tanto tiempo en vano.” [Retraducido del ruso]
“No se improvisan las revoluciones. No se hacen arbitrariamente ni por los individuos ni siquiera por las asociaciones más poderosas. Independientemente de toda voluntad y de toda conspiración, están siempre traídas por la fuerza de los eventos. Se puede preverlas, presentir la aproximación a veces, pero nunca acelerar su explosión.” (Bakunin critica y acción, o. c. p. 100)
“Es éste un signo infalible por el cual los obreros pueden reconocer un falso socialista, un socialista burgués. Si en lugar de hablar de revolución o si se quiere de transformación social, él les dice que la transformación política debe preceder la transformación económica; si niega que ellas deben hacerse las dos a la vez o incluso que la revolución política no debe ser otra cosa que la puesta en acción inmediata y directa de la plena y entera liquidación social, que el obrero le dé la espalda pues o es un tonto, o un hipócrita explotador.” (Bakunin critica y acción, o. c., p. 67)
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